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Adiós, compañera del alma, compañera.

Nos llaman las SinSombrero

Querida Belén:

Tus compañeras de departamento nos acaban de decir que concluyes una etapa muy importante y feliz de tu vida profesional en el IES Montes Orientales, el lugar donde nos diste la oportunidad de volver a la vida. Nosotras queremos agradecerte que de entre toda la nómina de escritores y escritoras de la literatura española, volvieras la vista hacia nosotras y entregaras nuestro legado y memorias a tus alumnos y alumnas. Desde luego,fue un acto revolucionario que nos llegó muy adentro, nos pudimos sentir vivas, nos hicimos de nuevo de carne y hueso y narramos al fin nuestras biografías sin ningún tipo de censura.

¿Sabes ya quienes somos? Nos llaman las Sinsombrero, pero en realidad somos Maruja Mallo, Marga Gil Roësset, María Zambrano, Josefina De la Torre, Rosa Chacel, Concha Méndez... y como nuestra voz se apagó hace tiempo, hemos elegido a las mujeres de tu departamento de lengua y literatura para que sean ellas las que expresen por nosotras todo lo que sentimos por ti.

Soy Mercedes, paseando por las calles de Granada con Josefina De la Torre me dice que nos ve como almas gemelas, hay ciertas partes de nuestras vidas que coinciden y que hemos descubierto poco a poco para sorpresa de las dos. También me dice que eres la mujer poesía, que tu candidez y entusiasmo por la literatura es precioso y necesario en estos tiempos tan deshumanizados. Quiere recordarme cómo sintió esos destellos de magia que ibas dejando en tu paso por las

aulas, por la cafetería, en la sala de profesores y en nuestra biblioteca, la cual has dirigido con tan singular entusiasmo. Tú y los libros, tú y la palabra como “arma de construcción masiva”. Josefina y yo nos quitamos de nuevo el sombrero ante ti. Te deseamos la vida más dulce y apasionada posible en esta nueva etapa que se abre ante ti.

Soy María Estévez, he estado charlando con Maruja Mallo y me ha dicho que no me preocupe ni me agobie si no “entiendo” de poesía. Tras pasar un rato con ella, he llegado a la conclusión de que tanto es poeta el que transmite sentimientos con una sensibilidad especial como el que sabe apreciar esa sensibilidad. Así que Belén tú eres poeta y yo, sin tener talento para la poesía, sí que se apreciar esa sensibilidad y pasión que muestras en el día a día con tus alumnos, con tus compañeros, con tu labor como docente. Maruja te desea que sigas disfrutando de la poesía porque el mundo necesita a personas como tú que emocionan con un simple gesto, una sonrisa o una palabra. Suerte en tu nuevo destino y recuerda, que Las sin sombrero y yo te recordaremos porque en algún momento confiaste en nosotras para colaborar y disfrutar de tus proyectos.

Rosa Chacel y yo, María José, hemos pasado la tarde juntas. Charlábamos: ¿Cuánto tiempo desde que llegaste al instituto? Años de descubrimiento, modos de ver la realidad. Quizás sientas miedo ante un nuevo camino, pero hay que mirar hacia delante afrontando un futuro maravilloso. El trabajo diario y la experiencia han forjado en ti confianza y la gran profesional que eres. Las despedidas nunca son fáciles, nunca tan emotivas ni intensas como en las películas. Por eso es el momento de aprovechar estos instantes preciosos, atesorándolos como

el equipaje más valioso de ese viaje incierto de la vida. Mucha suerte, querida Belén.

Soy Merche, María Zambrano me dice que lees tanta poesía que siempre encuentras en tu archivo mental unos versos para historias que has vivido y que incluso los versos te vuelven a llevar a esas historias. Dice que eres tan sensible, que cuando lees a tus alumnos y alumnas algún cuento en clase, lo haces con tanta intensidad que lloras de emoción, y que esa emoción te la devuelven ellos en aplausos que empañan de nuevo tus ojos. Cree que tú y yo somos dos piezas de un puzzle que encajan a la perfección y sonríe al contarle que echaré de menos compartir contigo esos minutos de confidencias mañaneras en el baño, y que cada vez que me pinte los labios en él, me acordaré de ti, seguramente, con unos versos.

Soy Mónica, Marga Gil Roësset, al igual que tú, querida Belén, una mujer inteligente y llena de sensibilidad... ¿qué más se puede pedir a alguien? Volví a la vida de tu mano aquel 1 1 de marzo en el IES Montes Orientales. Por ello te doy las gracias. Y Mónica también te las da por tu siempre generosidad y compañerismo a lo largo de este curso que hemos compartido. Ojalá nuestros caminos se vuelvan a cruzar por esta senda de la docencia, el año escolar se nos ha escapado con demasiada rapidez.

Belén, como sé que eres amante de la poesía, me gustaría terminar estas líneas citando unos maravillosos

versos de mi coetáneo compañero Cernuda, el Peregrino. Dicen así: ¿Volver? Vuelva el que tenga, tras largos años, tras un largo viaje, cansancio del camino...Mas, ¿tú? ¿volver? regresar no piensas, sino seguir libre adelante... Tus pies sobre la tierra antes no hollada, tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Un abrazo enorme.

Belencita, flamenca bailaora que arroja luz por donde pasa y taconea al compás de la alegría y la bulería. Lista, aplicada y ordenada. Macarra encubierta en un dulce rostro y clara mirada. Baila en la cueva, recita en la biblioteca, siempre risueña, siempre dispuesta, siempre a flor de piel...

Eres como Concha Méndez: fuerte como una máquina de imprenta y sensible como sus sombras y sus sueños... Precisamente, con Méndez me tomé un café hace poco y entre las dos estuvimos recordando todos los momentos de complicidad que habíamos compartido contigo: momentos de lágrima humilde y rápida, de sensibilidad (de esa que sale de las entrañas), de secretos, de risas sanadoras y conjuros rojos.

No puedo explicarte en un párrafo lo que significas para mí, amiga mía, leona desmedida, compañera del alma y las letras. Así que solo quiero darte las gracias, las GRACIAS con mayúscula, por haberme abierto la puerta de este hogar el primer día y llevarme a las enaguas calentitas de tu bondad, de tu ternura, de tu poesía. Gracias, bonita mía.

Te van a adorar y yo te voy a echar terriblemente de menos. Porque tus pasos, pequeños pero inmensos, han dejado huella en estos pasillos, en esos desayunos de literatura que sabe a bizcocho, en los versos que brotan de la tierra que pisas y en esta maestra que

te seguirá allá donde vayas, como las rimas que te acompañan.
Le dije a Concha que quedaríamos para tomarnos muchos más... contigo.

Te quiero. Desmedidamente. Siempre. Ángela

Y así, con la voz entrecortada, con el corazón que se acelera y se encoge a la vez. Así, rodeadas de mujeres que nos abrieron puertas, que nos enseñaron a valorar la grandeza que supone ser mujer, tus compañeras de departamento te despedimos tal y como mereces.

Belén, nuestra Belén.
Gracias por darnos la oportunidad de conocerte y de quererte cada día un poco más, compañera del alma, compañera.

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