top of page

Pequeñas historias que también suceden en el Montes Orientales

O cómo conocí a Israel  por Merche Pérez.

Seguro que esta historia te suena. K.I.

Cómo conocí a Israel ....

Pasó de repente sin itinerarios...


Fue nada más verte, por verte a diario. No fue un accidente, ni existe el destino. Fue tan solo suerte fue todo un milagro...

No hay otra razón que te pueda dar, Es tu movimiento que me lleva a otro lugar...

Con el fragmento de esta canción de Iván Ferreiro, resumo lo que supuso conocerte, cogerte de la mano y decidir caminar a tu lado. No hay una explicación real, objetiva o científica. Como dice esta letra, fue tan solo suerte, estar en el lugar y el momento adecuados, fue una mirada de complicidad y el tiempo se encargó de hacer el resto.

Hemos sido desconocidos, compañeros, amigos y ahora formamos parte el uno del otro. Recuerdo el primer año que llegué al instituto que un alumno me preguntaba insistentemente que dónde estaba el maestro Israel y yo no sabía quien eras. Pero claro despertó tanto mi curiosidad que fui a la sala de profesores a ponerte cara. En ese momento jamás pensé que ...

Ahora siento que lo nuestro fue una mezcla de música y poesía. Me enviaste la canción de Copenhague de Vetusta Morla y te respondí con un poema de Karmelo Iribarren. ¿Qué puede salir de esta combinación tan perfecta? Una magia muy especial que muy pocas veces ocurre.

Me enamoré de ti porque decidiste ver el mundo sin tus gafas de aumento, decidiste que tus ojos eran más que suficientes para contemplar la vida y ahí estaba yo, esperándote sin saberlo.
No estabas en mis planes pero si te hubiera planificado, lo nuestro no hubiera tenido tanto sentido.

Gracias por ser esa persona generosa y calmada que llegó a mí para mejorar aquello que ya estaba bien. Israel, eres luz y alegría, también sencillez y simpatía.
Hablar de Israel es hablar de acordes, de canciones, de cuerdas de guitarra, de bajos y baterías. Es verte siempre dispuesto a ensayar esas versiones para amenizar cualquier evento y darle ese toque tan especial que solo tú le pones a la vida.

Hablar de ti, Isra (él) , es saber que camino en línea recta por la orilla de la playa y veo todos lo atardeceres.
Estar junto a ti es medir el tiempo en pequeñas gotas de felicidad.
Cogerte de la mano es como hacer pie en el océano Pacífico.

Sabes que dejas huella en el Montes Orientales, te echaré de menos como compañero pero me quedo contigo como pareja de vida. ¡Ojalá siempre !

Lo mejor
es no pensarlo mucho: seguir andando,
tomar cafés, enamorarse,
ver la lluvia...

Karmelo C. Iribarren

bottom of page