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Bajo del agua

Nos vemos en la siguiente estación

por Belén Blázquez

“Hay lugares de los que no se  vuelve nunca, aunque vuelvas”.  Karmelo  Iribarren.

 

Nunca pensé que costara tanto escribir para decir adiós, un adiós que esta vez “no disfraza un hasta luego”, cuando eres tú la que se marcha.  Pero  sé que Iznalloz irá conmigo y seguiré “volviendo”, aunque me marche. Los que me conocéis sabéis que no hay nada que me guste más que la poesía y que, a veces,  en vez  de hablar yo son los poemas los que hablan por mí. Sin embargo, esta semana me siento  como los escritores que se enfrentan  al miedo ante  la página en blanco, pues me  faltan las palabras.

 

Muy pocas personas saben que llegué a Iznalloz en el 2004 por equivocación, la más acertada   equivocación de mi vida. Y ya han pasado 16 años desde que me presenté en el centro el mismo día que lo hacía un muchacho de camisa blanca, cartera de piel marrón, gafas de pasta  y que se convertiría en un amigo para siempre, Víctor. Gracias , Víctor y gracias,  Rafa,  por ser estelas del Camino en uno de los años más difíciles de mi vida. (Ellos saben a qué camino me refiero).

 

Iznalloz me ha regalado, sin duda alguna, los más bellos momentos de esta profesión. Podría escribir muchos nombres, pero no terminaría nunca. Sin embargo  sí tengo que recordar a Diego Sánchez Santos, un alumno de mi turoría del 2005 que nos dio una lección a todos  y que me hizo creer en esta profesión y en las personas buenas. Fue  entonces cuando supe, parafraseando a Kavafis, que “no debía temer a lestrigones ni a los cíclopes si mi pensar era elevado y selecta la emoción que toca mi espíritu y mi cuerpo”. Diego se  gradúa este año en Historia.

 

Se lo decía hace poco a mi alumnado de Bachillerato, aunque suene a tópico,  no hay que dejar de luchar ni de soñar, por muchas trabas que nos ponga la vida. Porque, si luchamos por lo que realmente nos hace felices, el camino siempre será más amable. Y les recordaba una de las intervenciones más admirables y sensatas del maestro Juan de Mairena, personaje de Antonio Machado: “Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca  perdáis contacto con el suelo; porque solo así tendréis una idea aproximada de vuestra altura”. Ahí reside  el secreto. Eso lo aprendí de mi padre, que araba la tierra con bondad y humildad. Eso es lo que intento siempre transmitir a mi alumnado y aplicármelo a mí misma.

 

No puedo dejar de dar las gracias a todo el alumnado de los Montes Orientales, pero quiero hacer una mención especial  a mi tutoría del curso 2004-2005, a mi tutoría del 2015-2016, que este año se gradúa, y a quienes les debo, en parte parte, haber vuelto al centro, a mi tutoría del curso pasado (este año mi 4º C), a 1ºESO C, y a FPB2 (gracias, Floren) por acompañarme en  mi último curso en el Montes Orientales. Y por supuesto, gracias a mis  bachilleratos  por regalarme cada mañana una delicia de lecturas y de  emociones. Me voy con el sabor más dulce y con esa huella imborrable que dejáis en mí y que yo espero dejar en vosotros. Vuestras palabras de cariño esta semana son otro aliciente que torna aun más hermoso el camino.

 

Gracias a todos los equipos directivos con los que he trabajado, de los que tanto he aprendido y a los que les debo también parte de lo que soy en esta profesión y fuera de ella, con Antonio Lucas, Lina,  Manuel Quirós y Rafa al frente. Gracias a  María  José, por transmitir tanta ilusión en todo lo que hace y contagiarnos con el mágico arte de su palabra, a Rafa, por su generosidad, por su bondad y por decir sí a todo, a Domingo, por su sonrisa y buen humor cada vez que le pedía algo  para la Biblioteca, a Víctor, a Manuel, y a Norberto, por esas horas de cuadrantes, carteles y demás quehaceres. Gracias desde el corazón por confiar siempre en mí, por apoyar mis proyectos y mis locuras, por compartir mis  ilusiones y mis sueños. 

 

Del Montes Orientales me llevo también el mejor club de lectura , y de amigos, de compañeros que ya se fueron del centro pero que hacen más agradable  mi vida en cada encuentro. Y a Mari Carmen García Pinilla, una mujer llena de vida que, paradójicamente, se nos fue muy pronto, su viaje definitivo.  Sin embargo, he tenido la suerte y el honor de  ser responsable de la biblioteca que lleva su nombre.

 

Gracias a esas mujeres poderosas y hermosamente literarias que conforman mi departamento de Lengua y Literatura: a Ángela, por todo lo que es y lo que me ha enseñado, a  Mercedes, por su generosidad y por la complicidad y sensibilidad que nos ha unido más allá de lo laboral y  que me ha hecho sentirme siempre arropada, acompañada, a Merche, porque hemos trabajado codo a codo, siendo “mucho más que dos”  y he sentido su calor siempre que lo he necesitado, a María, por la  tesón e ilusión que derrocha , que nos alcanza a todas y y por su ayuda incondicional en el mágico mundo de los libros, y a  Mónica y  María José porque siempre he sentido su abrazo.  Madre mía, lo que hemos vivido y aprendido juntas. GRACIAS, compañeras!!!!

 

Gracias al equipo de biblioteca, a las  Mujeres de libro, a Jose Quijada  por resolver siempre mis dudas más insospechadas en un año  realmente inolvidable, en ese paraíso de libros y sueños.  A mis compañeros de Proyectos, incluído Raúl (concejal), por esas reuniones tan fructíferas y divertidas de los lunes. Al aula abierta, por abrirme siempre las puertas con una generosidad desmesurada. Y a Ana, Javi e Israel por poner  música a la poesía en uno de esos días llenos de magia cuando nos visitó mi maestro,  Luis García Montero. Un día que ya sabía a despedida.

 

Gracias a todos los compañeros y compañeras que han formado parte y  que seguís formando parte de este claustro. 

 

Gracias a las familias que siempre han estado ahí cuando las he necesitado, especialmente gracias a María Jesús por endulzarnos los  desayunos literarios.

 

Gracias a Marga y a José por la tostadas y el café que me daban la vida, por nuestras conversaciones antes del amanecer,  mientras charlaba también con mis alumnos y alumnas más madrugadores en una especie de asamblea improvisada en la cafetería  que me ha hecho quererlos aun más.

 

Gracias al equipo de limpieza, a esas mujeres que son también imprescindibles,  adecentando los espacios para que todos podamos trabajar a gusto. Especialmente, a Paquita, ella sabe muy bien  por qué.Y a Ángeles, Nati y Salva por su paciencia infinita con mis prisas. No puedo olvidarme, por supuesto, de Pepa y de Emilia, dos pilares fundamentales de este centro. Somos intrahistoria, que diría Unamuno.

 

Por último, gracias, AMIGAS, porque me llevo de Iznalloz un tesoro, una familia, a unas mujeres desmedidas a las que les debo tanto... Mujeres que me han enseñado a caminar por la vida como realmente soy y quiero ser, que me han enseñado a ser mejor persona, a ser  mejor maestra, y que han sido y serán mi brújula, mi bitácora. Porque con vosotras crezco y me siento libre. Gracias Ana, Ángela, Belén, María José y Rocío, por derrochar vida y regalarme la magia de los Montes Orientales, por darme raíces y alas.  Y a Anfrisia, Nuria, Miriam, Olga y Amaya por ser parte, también, de esa magia.

 

Gracias a todas y a todos. Me voy emocionada, esa es mi manera de ser y de estar, pero sobre todo me voy feliz y agradecida. Espero veros pronto en cualquier rincón del año. Será un placer compartir  recuerdos y risas bajo el castillo del almendro en flor.

 

«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo puede estirarse  o contraerse, pero nunca romperse». 

 

Y ahora , a bailar , que es lo que más me gusta.  Izal, La buena sombra: 

https://music.youtube.com/watch?v=iT-TtKGTm2M

 

“Y ser mejores cuando volvamos

De la ruptura, nuevos caminos

De envejecer como el buen vino

Saber mejor, ser bien querido

De la distancia, echar de menos

De recordar, no estar tan lejos

De no olvidar, tener memoria

Para guardar lo que me importa.”

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